El portafolio bien planteado ofrece al individuo la posibilidad de seleccionar, recopilar y compartir evidencias de aprendizajes. Reflexionar sobre ese aprendizaje, hacer propuestas de mejora del proceso y recibir una retroalimentación que te ayude a seguir analizando y mejorando el aprendizaje. El desarrollo de cada uno de estos pasos conduce a un aprendizaje efectivo y reflexivo, en tanto que uno llega a ser consciente de lo que ha conseguido interiorizar y de cómo lo ha conseguido. Trabajándolo así, es complicado encontrar aspectos débiles, a no ser que consideremos como debilidad el desarrollo de un portafolio insuficiente por no haber comprendido de manera absoluta la finalidad de éste. Quizá sea éste el mayor reto del uso de esta herramienta de aprendizaje, el darla a conocer íntegramente para que se entienda su utilidad y se pueda llevar a la práctica docente de manera efectiva. Por supuesto, supone un cambio en la manera de enseñar, y como no, en la manera de adquirir conocimiento. Supone adquirir la posibilidad de desarrollar la competencia de aprender a aprender tanto en el ámbito de lo personal como en lo académico.
El reto está ahí y estamos en ello.
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